viernes, 2 de noviembre de 2012

Hoy sé, mañana ya veré.



No sé por qué pero hace tiempo que me pregunto si sé andar. Si sé alzar un pie y luego el otro. Si sé mantener el equilibrio y balancear las caderas mientras acaricio con mis pies las aceras de la ciudad que me vio nacer. No sé, actualmente me preguntó tantas cosas que una más una menos, ya ni me importa. Sólo me importa seguir hacia delante. Encontrar ese Soy que sé que tengo dentro de mí y liberarlo para gritarle al mundo lo fea que es la sociedad que nos oprime. Quien sabe, quizás algún día todo cambie. Pero por ahora todo marcha a su vulgar ritmo. Sin cambios, estático. Y odio estar estática. Quieta. Como muerta en el tiempo. Y me voy haciendo más pequeñita, más triste porque no sé cómo se anda por este mundo. Por estos caminos inciertos que parecen no llevarme a ningún lado. Dicen que equivocarse es de sabios; que cuando cometes un error, aprendes de él. Yo, conforme cometo errores - no os penséis que muchos, algunos, lo normal- me hago más daño y mi coraza se hace más fuerte. Me escondo del mundo y me meto en mi concha. Me hago más ermitaña y no dejo que nadie me conozca.
... Quién sabe, quizás mañana mismo aprenda a andar. A alzar un pie tras el otro. A no dejar que mis caderas se balanceen demasiado para evitar perder el equilibrio y caer.


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